Abril 5, 2013, Lectura

Hechos de los Apóstoles 4: 1-12

4:1 Pero mientras hablaban a la gente, los sacerdotes y el magistrado del templo y los saduceos los abrumaron,
4:2 entristecidos de que enseñaban al pueblo y anunciaban en Jesús la resurrección de entre los muertos.
4:3 Y les impusieron las manos, y los pusieron bajo custodia hasta el día siguiente. Porque ya era de noche.
4:4 Pero muchos de los que habían oído la palabra creyeron. Y el número de los hombres llegó a ser cinco mil.
4:5 Y aconteció que al día siguiente se reunieron en Jerusalén sus jefes, los ancianos y los escribas.,
4:6 incluyendo a Anás, el sumo sacerdote, y Caifás, y Juan y Alejandro, y cuantos eran de la familia sacerdotal.
4:7 Y estacionarlos en el medio, ellos los cuestionaron: “¿Con qué poder, o en cuyo nombre, Has hecho esto?”
4:8 entonces pedro, lleno del Espíritu Santo, les dije: “Líderes del pueblo y ancianos, escuchar.
4:9 Si hoy somos juzgados por una buena obra hecha a un hombre enfermo, por el cual ha sido sanado,
4:10 sea ​​notorio a todos vosotros y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de nuestro Señor Jesucristo el Nazareno, a quien crucificaste, a quien Dios ha resucitado de entre los muertos, por el, este hombre está delante de ti, saludable.
4:11 el es la piedra, que fue rechazado por ti, los constructores, que se ha convertido en la cabeza de la esquina.
4:12 Y no hay salvación en ningún otro. Porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, por el cual es necesario que seamos salvos.”

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