Puede 16, 2013, Lectura

The Act of the Apostles 22: 30; 23: 6-11

22:30 Pero al día siguiente, queriendo descubrir más diligentemente cuál fue la razón por la que fue acusado por los judíos, lo soltó, y mandó a los sacerdotes que convocaran, con todo el consejo. Y, produciendo a pablo, lo colocó entre ellos
23:6 ahora pablo, sabiendo que un grupo eran saduceos y el otro fariseos, exclamó en el consejo: “Nobles hermanos, soy un fariseo, el hijo de los fariseos! Es por la esperanza y la resurrección de los muertos por lo que estoy siendo juzgado”.
23:7 Y cuando hubo dicho esto, se produjo una disensión entre los fariseos y los saduceos. Y la multitud se dividió.
23:8 Porque los saduceos afirman que no hay resurrección, y ni angeles, ni espíritus. Pero los fariseos confiesan ambas cosas.
23:9 Entonces se produjo un gran clamor. Y algunos de los fariseos, elevándose, estaban peleando, dicho: “No encontramos nada malo en este hombre. ¿Y si un espíritu le ha hablado?, o un ángel?”
23:10 Y como se había hecho una gran disensión, la tribuna, temiendo que Pablo pudiera ser despedazado por ellos, ordenó a los soldados que descendieran y lo apresaran de en medio, y para llevarlo a la fortaleza.
23:11 Entonces, en la noche siguiente, el Señor se paró cerca de él y le dijo: “Sé constante. Porque tal como diste testimonio acerca de mí en Jerusalén, así también es necesario que testifiques en Roma.

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