1:3 |
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según su gran misericordia nos ha regenerado para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos: |
1:4 |
a una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, que está reservado para ti en el cielo. |
1:5 |
Por el poder de Dios, sois guardados por la fe para una salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo del fin. |
1:6 |
En esto, deberías exultar, si ahora, por un breve tiempo, es necesario entristecerse por diversas pruebas, |
1:7 |
para que la prueba de vuestra fe, que es mucho más precioso que el oro probado por fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra en la revelación de Jesucristo. |
1:8 |
Porque aunque no lo hayas visto, tu lo amas. En él también, aunque no lo veas, ahora crees. y en creer, te regocijarás con un gozo inefable y glorioso, |
1:9 |
regresando con la meta de tu fe, la salvación de las almas. |
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