30:5 |
En su vida, lo vio y se alegró en él. Y a su paso, no estaba triste, ni se confundió a la vista de sus enemigos. |
30:6 |
Porque dejó tras de sí un defensor de su casa contra sus enemigos, y alguien que pagará a sus amigos con amabilidad. |
30:7 |
Por el bien de las almas de sus hijos, vendará sus heridas, y en cada voz, su tripa se agitará. |
30:8 |
Un caballo indómito se vuelve terco, y un niño abandonado a sí mismo se vuelve testarudo. |
30:9 |
mimar a un hijo, y te dará miedo. Jugar con él, y te entristecerá. |
Leave a Reply
You must be logged in to post a comment.